¡Bienvenidos!

Quiero compartir con vosotros, que me visitais, mi afición a la cocina y las recetas que hago.
Si quieres mandar tu receta con gusto la publicaré, (siempre que no lleve carne entre sus ingredientes), con tu nombre y un enlace a tu página.
Hasta hace un tiempo, yo era vegetariana, pero ahora como también pescado y marisco. No estoy orgullosa de ello, así que no me lapideis.
No publicaré comentarios ofensivos hacia mí ni hacia otros.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Sandy nos ha dejado


Sandy era nuestro gato, tenía 14 años. Era cariñoso, tranquilo y parecía lleno de vida y de pronto el martes se puso enfermo. Lo llevamos a la clínica donde nos dijeron que estaba muy grave por una obstrucción de las vías urinarias. Ya le había pasado otra vez, hace 6 años y había conseguido recuperarse y desde entonces, llevaba una dieta especial para evitar recaídas. Pero no bastó y se puso mal de nuevo, muy mal.
El jueves parecía que se iba a recuperar, estaba contento, ronroneando y queriendo saltar para volver a casa... Pero ya nunca volvió a su casa.
Ayer se puso muy malito de nuevo y hoy nos dijeron que tenía una fisura en la vejiga y que lo único que podía intentarse era un complicada operación sin demasiadas posibilidades de éxito.
Y pensamos que ya bastaba de sufrir, que se merecía morir dignamente, como sólo los animales y algunos humanos, saben hacerlo y así, según estaba dormidito por la anestesia que le habían puesto para hacerle una prueba, lo inyectaron para que ya no despertase más.
Lo acariciamos hasta que dejó de respirar y aún un rato después y nos despedimos de él con un beso. Donde quiera que esté, porque yo sé que los animales tienen alma, estará contento porque ya no sufre, porque está tranquilo, porque podrá correr y saltar con otros gatitos como él y porque Dios lo va a cuidar como ha hecho siempre, pero ahora de más cerca.
Sé que hicimos lo mejor, pero como duele... No consigo hacerme a la idea de que ya no lo voy a ver más, de que ya no escucharé sus maullidos por la mañana cuando llegue a la cocina, de que nunca más buscará con su cabecita mi mano para que lo acaricie, de que nunca más sus ojitos azules me van a mirar.
Nunca te vamos a olvidar, mi niño, ocupas por siempre un lugar en nuestros corazones y siempre te querremos.
Perdóname si alguna vez no fuí paciente contigo, tu sabes que aún así, te quería mucho, te quiero mucho. Te quise desde que llegaste a casa, con apenas 2 meses y un collarcito de bolas plateadas que te hacía parecer un peluchín. El tiempo pasa tan rápido, Sandy, parece que fue ayer...
Hoy, permítenos llorar y estar tristes, aunque tu estés feliz, sólo por hoy permítenos ser débiles y no entender del todo por qué tuviste que irte a un sitio mejor.
¿En qué estrella estás, pequeñín? Dímelo para mirarla por la noche y dedicarte una sonrisa.


viernes, 16 de noviembre de 2007

Saltado Vegetariano de Champiñones y gluten


Ingredientes:
Gluten en tiras finas 200gr (seitán)
Champiñones cortados en tajadas 200 gr
2 cebollas peladas y cortadas
1/2 kilo de papa blanca o rosada, cortada para papas fritas
1 Aji amarillo fresco cortado en tiras finas (sin pepas ni venas) (parecido al chile o la guindilla, pero amarillo)
1 Pimiento cortado en tiras
2 tomates cortados en 8
Arvejas cocidas (para decorar) (guisantes)
Perejil picado
Vinagre de manzana o vinagre balsámico
Salsa de soya (sillao)
Aceite para freír
Sal
Pimienta
Ajo molido
Un poquito de kion o jengibre molido.
Arroz blanco cocido
Preparación:
30 minutos antes: Colocar en un recipiente el gluten con vinagre, salsa de soya, ajo, kion, sal y pimienta. Dejar macerar, dorar y reservar.
En un wok o sartén, saltear la cebolla en poco aceite, con ajos, aji y pimiento, después añadir los champiñones, el gluten y al final el tomate (para que no se deshaga), sazonar con sal y pimienta al gusto. Saltear un minuto todo junto y añadir el jugo de la maceración, dejar que se mezcle todo, debe quedar un tanto jugoso.
Al mismo tiempo en otra sartén se van friendo las papas, cuando estén listas se mezclan con la preparación anterior.
Acomodar en un plato acompañado de arroz blanco graneado y decorar con arvejas y perejil picado encima.
Nota: Receta enviada desde Perú por Claudia Salazar http://arteyplata.blogspot.com/
Es una adaptación vegetariana de un plato muy popular en Perú, el lomo saltado.
En cursiva mis aclaraciones

lunes, 5 de noviembre de 2007

Pastel de calabaza


Ingredientes:

180g de azúcar integral (azúcar moreno) o normal

180g de harina

180g de aceite de girasol

100g de pasas de corinto o pepitas de chocolate negro

1 Kg de calabaza aproximadamente

1 palo de canela

la piel de medio limón (sólo lo amarillo)

1 pizca de sal

sobre de levadura Royal o de gasificante (1 sobrecito de cada color)

1 puñadito de nueces picadas

1cta. de nuez moscada

1 cta de canela

1 cta de jengibre


Preparación:

Cocemos la calabaza limpia y en cuadritos en agua con un palo de canela, la piel de limón y la pizca de sal. Cuando esté blanda colamos y reservamos hasta que esté tibia, retirando la canela.

Luego la batimos bien con la piel del limón incluída, el azúcar y las especias, un buen rato con la batidora o Thermomix.

Al final añadimos la harina tamizada con la levadura química, las nueces y las pasas o pepitas de chocolate.

Horneamos a 180º hasta que al pinchar con un palillo de brocheta, ésta sale limpia.

Yo lo glaseé una vez frío con chocolate.

Glasa de chocolate:

35 g de aceite de girasol

200 g de chocolate negro fondant

Calentamos el aceite en un cazo y añadimos el chocolate en trocitos hasta que se funde. Cubrimos el pastel y dejamos enfriar. Si sobra, aguanta bien en la nevera en un tarro de cristal tapado.


Fulgencia Salgado

Al final de sus días, Fulgencia Salgado, se encontraba muy tranquila. De misa diaria, era considerada una ciudadana ejemplar dentro de la pequeña población en la que nació, vivió y, en breve, morirá. Sentada en la silla de mimbre que heredó de su madre, observaba con la mirada vacía la calle, esperando que llegase su encuentro con el Señor.
De vez en cuando, pensaba en como sería el cielo y la vida que le esperaría allí. Realmente no esperaba mucho, trabajadora incansable por el barrio, se había dejado la piel pegada a cada uno de los adoquines. Había vivido por y para los niños, en esa época en la que la heroina sesgaba vidas y familias, ella logró que todos y cada uno de los chavales en edad propicia siguieron vivos una vez pasó la moda.
Podeis entender que fuese una mujer muy querida en Posadillas.También sería recordada por su buen tino en la cocina, donde consiguió en épocas de penuria, sacar de un marrano comida para todo el vecindario durante días y días.
Como en todos los pueblos pequeños, Posadillas era muy conocida por la matanza, que era tan sanguienta que atraía a mediados del invierno a centenares de visitantes. Fulgencia era la mujer del matarife, que murió hace una decena de años por un cancer de pulmón, por lo que ella era la principal encargada de las morcillas, chorizos y demás productos porcinos. Así que, la pequeña carnicería que regentaba junto a su marido siempre fue un hervidero de gente ansiosa de probar las maravillas que Fulgencia obtenía con esas diestras manos.Pero eso fue hace tantos años que casi ni se acuerda.
Medio ciega, seguía escudriñando la calle, como si esperase que la muerte llegase en un flamante auto a llevársela a su último y esperado viaje. Por fin, un buen día, Fulgencia murió, sentada en aquella heredada silla de mimbre, con una sonrisa en los labios.
El viaje fue corto, aunque a ella se le hizo muy largo. Cuando ascendía al encuentro con San Pedro, iba pensando que obras serían las más representativas de su vida, por cuales le juzgarían. Por supuesto, viajaba libre de pecados aunque ligeramente nerviosa, cosa normal por otra parte. Por fin, la ascensión terminó y se encontró flotando en una especie de nebulosa, una fría neblina que la iba envolviendo poco a poco. Al mismo tiempo, Fulgencia sintió una extraña sensación de sopor, que la obligaba a tener los ojos medio cerrados. Por fin, la niebla se despejó y se encontró ante el mismísimo San Pedro o eso se pensaba ella.
Ante Fulgencia, se erigía un cerdo de grandes dimensiones, con una libreta en una mano.- Perdone, ¿quien es usted? - preguntó Fulgencia con una mezcla de pavor e incredulidad.
- Soy San Pedro, ¿no lo ve? ¿Acaso creía usted que San Pedro era humano? - dijo riéndose el enorme cerdo al tiempo que con la mano libre la empujaba de la nube.